Posteriormente, se han podido ver réplicas de este tipo de paisajismo en otros países, en nuestro caso en el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, en Segovia. Podemos decir, que los parterres son la base de los jardines clásicos y que con el paso del tiempo se han ido haciendo más cotidianos.
Dependiendo del espacio del que dispongamos podremos diseñar un tipo u otro de parterre. Es un opción válida para todos los lugares del jardín, ya sea en un rincón o lateral, como centro floral de un césped o como decoración debajo de árboles.
Lo importante es saber elegir qué vamos a plantar en él, de acuerdo a la cantidad de luz que recibe esa zona y la altura máxima que puede llegar a tener lo que plantemos. Por supuesto, siempre hay que tener en cuenta la calidad de la tierra y el tipo de cuidados que podemos darle al parterre para hacer dicha elección.
El diseño del parterre va más allá de la forma que dediquemos del suelo a ello, también podemos variarlo según lo que plantemos. Lo clásico es elegir pequeños arbustos herbáceos para delimitar los bordes, como romero o lavanda y dejar el centro con flores de temporada. Está opción, que vemos tan a menudo en las zonas urbanas, puede sustituirse por otras más fáciles si elegimos solo plantas perennes. Esta alternativa también incluye llenar el parterre con plantas herbáceas exclusivamente.
Combinar los colores de nuestro parterre con el resto del jardín siempre es una de las ideas más vistosas.