En la época grecorromana, tanto el novio como la novia llevaban collares de hierbas y especias. Se pensaba que los aromas de estas plantas alejaban a los malos espíritus.
Durante la Edad Media, las ceremonias se celebraban en los meses de mayo o junio. La razón de esta fecha es sencilla, era cuando empezaba hacer más calor y por tanto, la época del primer y en muchas ocasiones, único baño del año. Con el mismo fin de evitar malos olores, se decoraba el carruaje en el que iba la novia con flores y ésta portaba un ramo.
La costumbre de lanzar el ramo viene de otra moda previa. Parece que en Francia durante la Edad Media, los invitados intentaban quitar la liga a la novia porque daba buena suerte. Para evitar ser perseguidas, las novias terminaron lanzando la liga a los invitados. Más adelante, se ha sustituido por el ramo y va dirigido a las asistentes solteras. Se supone que quien recoge el ramo será la siguiente en casarse.
En la época victoriana, las flores eran empleadas para intercambiar mensajes entre los amantes. Así, cada flor tenía un significado. Esto se tenía en consideración a la hora de elaborar el ramo de novia. Se dejaron de realizar ramos con hierbas aromáticas para hacerlo con flores frescas. Actualmente, se eligen las flores por razones estéticas o preferencias personales, pero no por su significado.
En general, las flores se han convertido en un mensaje de fertilidad, generosidad y celebración. Mensajes siempre presentes en las ceremonias matrimoniales.